El negocio comenzó comprando dulces para vender, posteriormente se dió a la tarea de rescatar las recetas más tradicionales hasta convertirse en productores. Actualmente el ochenta por ciento de los productos vendidos en la Dulcería son hechos en su propia planta.
Una dulcería llena de tradiciones y romanticismo con dulces como: aleluyas, reinas, alegrías, piñoninas, bocados reales ¿quién se podría resistir…a un “beso” de nuez, o a disfrutar de los “suspiros”… exquisitos merengues tan vaporosos que se disuelven en la boca sin sentirlo?
Estos dulces tienen realmente las virtudes con que se presentan: reconfortantes e imaginativos para un paladar curioso. Hechos con ingredientes no sólo naturales, sino de la más alta calidad.
Y esto sin mencionar el hermoso local en el cual domina el color sepia, aparadores de madera de encino, con sus planchas de mármol, y el piso de mosaicos pulido por los años.
Fuente: http://www.dulceriadecelaya.com/hoja2.html
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